Por Leonardo Solari Alcota, director AUZ
Crónica de opinión, publicada en el diario La Estrella de Iquique, el viernes 22 de mayo de 2009
Cuando uno recorre la historia de nuestra Patria y se detiene frente a hechos que nos llenan de orgullo nos llaman poderosamente la atención el rol histórico que jugó la juventud en actos heroicos. En esta fecha en que recordamos una de las más grandes gestas navales del mundo vale recordar que nuestro héroe Arturo Prat Chacón ofrendó su vida por los ideales de Lealtad, de Patria, de Familia, de Honor que desde niño esa sociedad de la época impregnaba en el espíritu de sus jóvenes ciudadanos que se formaban en el rigor de la inclaudicable lucha por superarse en todo sentido.
Quizás por eso nos encontramos con un Arturo Prat Chacón que recién a sus 32 años, en pleno pináculo de una vida bien llevada, ya era profesional, abogado, padre de familia, destacado oficial de la marina y que antes de salir de esos 32 años entraba en gloria y majestad a las páginas heroicas de una nación que se formaba en la sangre vital de sus jóvenes mostrando al mundo orgullosa el valor de sus hijos. Entonces logramos comprender cómo ese niño, cuando recién se empinaba en sus 10 años de edad, tomó contacto con la Marina de Chile e ingreso a la Escuela Naval. Forjado en una disciplina familiar le permitió superar falencias y conocimientos hasta lograr ser reconocido como un guardiamarina de excelencia al que se le encomendaron delicadas misiones llegando a ocupar importantes mandos en nuestra Armada. Junto a Prat, en esa época, otros jóvenes asumieron la tarea de defender el territorio nacional y también inscribieron sus nombres como nuestros Héroes de la Patria a quienes les debemos respeto, cariño y rendición de honores.
¿Qué tenía esa juventud frente a la displicencia de la juventud actual? ¿Por qué nos estamos poniendo viejos? ¿Dónde están nuestros jóvenes que no destacan en política, en Servicio al país, en puestos de sano liderazgo? Quizás los adultos de hoy seamos los responsables de las apreciables diferencias que hacen aparecer a nuestros actuales jóvenes menos comprometidos con su familia, menos interesados en producir, en comprometerse con su trabajo, sin apego para con su terruño. ¿Qué debemos hacer para reconquistar terreno y volver a tener , como país, una juventud que capture mayores espacios de la sociedad, una juventud emprendedora, entusiasta, participativa, interesada en los valores patrios y en la buena conducta social?
Hoy el ejemplo de esa juventud heroica representada por Prat y sus hombres es la que necesitamos para afrontar en otro tipo de batalla lo que significa el gran desafío que ha de emprender nuestro país, en que la competencia obligada a la cual nos ha llevado la globalización nos hace necesitar una juventud responsable, estudiosa y sacrificada, la cual debe ser el modelo a imitar por sus congéneres.
¿Cómo podemos combatir la falta de fe y voluntad para salir del pozo en que se encuentran muchos jóvenes? Creemos que los valores de una educación, la misma que tuvo la suerte de recibir Prat, basada en el rigor y la disciplina de espíritu. Existen mecanismos, recursos y esfuerzos públicos y privados para entregar las herramientas que requieren los jóvenes para romper las ataduras del ocio, vicio, el desencanto y otras tantas excusas acerca de su estado de ánimo o de las frustraciones que aparentemente la sociedad les estaría provocando. Cuando profundizamos en la vida de Arturo Prat Chacón, descubrimos que su fuerza interior, su fe, su perseverancia e incluso tozudez para lograr lo que se proponía fueron el acicate para vencer todo obstáculo. Hoy no vemos en cientos de jóvenes esas mismas virtudes para vencer las barreras que los rodean. Evidentemente no son todos, hay un grupo que escapa de estas situaciones y no son pocos pero Chile reclama por muchos más para ser la gran nación que todos queremos.
El faro de luz que nos guía en esta fecha es el que emana del heroísmo de Prat y sus jóvenes camaradas de armas. Nuestra ciudad y el País necesita de muchos héroes que se atrevan a ganar la gran batalla para vencer definitivamente el subdesarrollo, la mediocridad, las drogas, la delincuencia y tantos otros temas que tienen inquieta y con razón a la sociedad chilena. Sigamos el ejemplo de Prat y sus hombres.