jueves, 17 de septiembre de 2009

GASTOS EN CAMPAÑA

Por Leonardo Solari Alcota, director AUZ
Crónica de opinión, publicada en el Diario La Estrella de Iquique, el sábado 5 de septiembre de 2009


En general cada vez que se acercan fechas de elecciones se escuchan críticas por el excesivo gasto en que incurren los diversos candidatos y sus partidos. Arrecian cuando se dice que con ese dinero se podría realizar tal o cual acción que proporcione un mejor bienestar social y que es prácticamente un crimen dilapidar dinero en tal cantidad.
Sin embargo, al parecer, la minoría pone acento en que el dinero que se usa para solventar los gastos de propaganda política proviene de unos pocos mecenas o del propio peculio o endeudamiento de los mismos candidatos y de sus más fieles seguidores y los más optimistas, de lo que recuperarán por cada voto obtenido en urna, de acuerdo a las disposiciones vigentes y que corresponde a fondos dispuestos en el Presupuesto del Estado, que a su vez, proviene de los tributos pagados por todos los chilenos.
Por su parte, el dinero usado en las campañas políticas genera un proceso reactivador en cadena para una gran espectro de actividades que aprovechan la oportunidad que ofrece el periodo pre-electoral para obtener ingresos extraordinarios y absorber transitoriamente importante mano de obra. Sólo basta mirar cuanta gente es ocupada o empleada en diseñar, fotografiar, imprimir, confeccionar e instalar gigantografías, afiches, cenefas: personas instalando murales, pintado muros, cuidando la propaganda, transportando gente y material; distribuyendo folletería a lo largo del país, telefonistas haciendo telemarketing político; publicistas, redactores y locutores escribiendo y voceando a través de parlantes en móviles o para la radio; periodistas escribiendo artículos a favor y otros cubriendo las campañas para los noticiarios de tv, radio o prensa escrita; arrendando locales o sedes, contratando artistas y personal administrativo; utilización de buses, aviones, taxis, y todo tipo de vehículos, etc... Se reactiva el negocio de los vendedores de bebidas y alimentos en las concentraciones así como de quienes proporcionan colaciones, los restaurantes con innumerables actos de apoyo realizados en estos, lo alojamientos de quienes recorres palmo a palmo el país. La industria, los pequeños empresarios y los comerciantes también se benefician con la adquisición de los insumos para la campaña.
Podríamos escribir varias líneas más describiendo actividades directas e indirectas generadas con los dineros de las campañas.
De lo anterior se puede concluir que el gasto electoral es beneficioso si lo miramos desde el punto de vista que el dinero egresa de unos pocos e ingresa en el bolsillo de muchos que viven alrededor de estas actividades. La gran mayoría de ellos chilenos que si no fuera por estas circunstancias quizás estarían sufriendo una ignominiosa cesantía. Muchos miran el gasto desde un punto de vista comparativo, es decir, cuanto gasta el uno y cuanto gasta el otro. Suponen que el que más gasta más posibilidades tiene de salir elegido, creo que ello desmerece un poco el valor de nuestro pueblo, el chileno es ladino y no se deja convencer solo por un cartel mas, generalmente busca votar por quien mas se identifica con él y le promete soluciones a sus problemas. Cierto es que algunos engañan ofreciendo ilusiones que saben nunca podrán cumplir, pero ese es otro tema, quizás debiéramos castigar a quienes ofrecen más ilusiones que dañarán la confianza de los votantes y no a quien más gasta porque, por último, este favorece de alguna manera la circulación del dinero, la distribución de la riqueza y seguramente a través de ello lleva alivio a mas hogares de los que un pudiente crítico logra imaginar desde la comodidad de su hogar.

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