lunes, 9 de noviembre de 2009

PARO




Crónica de opinión, por Amín Sade Amado, presidente Asociación Usuarios Zofri A.G.1
Publicado en el diario La Estrella de Iquique, el sábado 7 de noviembre de 2009

Ya regresaron a sus labores los funcionarios públicos, quienes durante 48 horas adhirieron al paro nacional convocado por la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF.
En lo medular, los empleados exigen al Gobierno un reajuste de remuneraciones del 10 por ciento.
Las calles del centro de la ciudad sirvieron de escenario para que más de mil empleados marcharan en señal de unión y cohesión y también para que la comunidad adhiriera a sus requerimientos salariales.
La presidenta regional de la Anef, Magdona Muñoz, indicó que incluso están en “estado de alerta”, a la espera de la reunión entre los funcionarios la Cut, el ministerio de Hacienda, y del Trabajo.
Increíblemente el gobierno a través de la dirección del trabajo norma férreamente al sector privado, pero no es capaz de ordenar su propia casa.
Una señal potente de cómo hacer las cosas la dio hace poco tiempo la minera Escondida al negociar sin ningún problema con sus trabajadores dejándole la vara muy alta a Codelco.
La legítima pregunta que nos hacemos todos los contribuyentes es ¿Quién paga los costos sociales y económicos de las movilizaciones?
Resultan valederas las reivindicaciones del sector público, pero no por eso tenemos que pagar los costos de una movilización.
Durante las 48 horas de paralización de la administración pública, por ejemplo, existió un verdadero colapso en los controles fronterizos. Personal del Servicio de Aduanas se sumó a la movilización nacional y miles de toneladas de mercancías en tránsito quedaron estancadas, con la consecuente merma económica.
El propio presidente de la asociación de funcionarios de Aduana, Mauricio Soudre, reconoció que fueron 145 funcionarios los que paralizaron sus actividades. El dirigente explicó que los puntos más críticos fueron en el paso aduanero de Quillagua y El Loa. Para que hablar del paso fronterizo Colchane-Pisiga.
De lo anterior se desprende lo fácil que es paralizar el país. No es posible que tenga que haber paralizaciones para poder solucionar el problema. Dónde quedan las mesas de diálogo, la búsqueda de consensos con que tanto se llenas la boca algunos funcionarios del gobierno.
En protestas anteriores ya hemos manifestado nuestra inquietud sobre la instauración de la política errada del gobierno, basada en la reacción, en vez de la previsión, cabe volver a citar el caso de Escondida para ejemplificar como se puede prever en vez de reaccionar.
La propia Presidenta de la República, incluso ha emplazado en movilizaciones anteriores, a sus ministros y subsecretarios, para que se adelanten a los hechos. Con todo el respeto que se merecen nuestras autoridades, ¿Qué esperan para resolver el conflicto con los empleados fiscales? Estamos todavía en periodo de crisis económica y por muy loables que sean sus aspiraciones no podemos paralizar el país.
Vemos con preocupación la tardanza para reaccionar. Un ejemplo de ello es la dilatación en las conversaciones con los profesores por la llamada Deuda Histórica.
En periodo de elecciones Presidenciales y Parlamentarias el tema se agudiza aún más, pues se deterioran las confianzas y abundan las medidas de presión como única arma para ponerse de acuerdo.
Es necesaria una actitud más pro-positiva a la hora de enfrentar los problemas, buscando soluciones inteligentes para sacar este país adelante. Y ojo, no solamente “metiéndose la mano al bolsillo”.

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