viernes, 18 de julio de 2008

DESEMPLEO Y DESARROLLO

Por Amín Sade Amado, presidente de la AUZ
Crónica de opinión, publicada en el diario La Estrella de Iquique, el sábado 12 de julio de 2008.

Una de las características que menos identifica a la zona norte de nuestro país es la estabilidad. Períodos de bonanza económica, influenciadas fuertemente por el salitre, la pesca y ahora el cobre y el comercio, han marcado a fuego la identidad de las personas que han apostado, literalmente por hacer patria en estas inhóspitas tierras.
Las épocas cíclicas tienen en el ideario colectivo la sensación de bonanza, evidentemente en el corto plazo, pues la historia nos recuerda, lamentablemente, que lo que es "pan para hoy, es hambre para mañana".
A este proceso no ha escapado nuestra Zona Franca, con periodos buenos y malos. Solamente basta recordar la denominada Crisis Asiática de 1997, donde emigraron decenas de empresarios y cientos de trabajadores que perdieron su empleo. Gracias al empuje de usuarios que siguieron apostando en el sistema, la Zofri se recuperó.
Lo anterior, demuestra que el iquiqueño es capaz de reinventarse, de buscar soluciones para salir de su pobreza.
Asombrosamente, existe hoy un delgado hilo entre la posibilidad de reformularnos o no, de decidir respecto a nuestras proyecciones o ser subyugados por la imperiosa necesidad del gobierno central de determinar por nosotros.
Tarapacá, es una de las regiones con mayor desarrollo productivo y crecimiento del país. Tiene la estadística de alcanzar una tasa de desocupación de un 6,6 %, menor en un 1,4% con respecto al total de Chile que llegó al 8%. Incluso menor en un 0,4% con respecto al trimestre que comprendió los meses de febrero a abril del 2008.
Lo paradójico, es que en Iquique (capital de la región) la tasa de desocupación alcanzó a un 7,6 %, lo que se incrementó en un 2,2%, con respecto a igual trimestre del año pasado.
¿Cuáles son las causas de este aumento en la estadística?, ¿Cómo somos capaces de revertirlo? Alto Hospicio promedió en desocupación un 5,8%, menor en 1,8% con respecto a los meses de marzo a mayo del 2007.
Algunas autoridades explican el fenómeno en el incesante crecimiento económico y poblacional de la vecina comuna.
¿Pero qué pasa con Iquique? Muchos coinciden en el estancamiento de la economía nacional, con niveles de crecimiento del país por debajo de lo esperado, a lo que se suma un aumento en el IPC. Los habitantes tienen miedo a endeudarse y restringen su gasto. La economía se resiente. Lo ideal sería que la autoridad saliera en apoyo de la microempresa que es uno de los sectores que más da trabajo. También entregar medidas tendientes a potenciar los pilares o palancas de desarrollo de la región de Tarapacá.
Por eso nos preocupan los reales alcances del acuerdo concretado entre Chile y Bolivia en cuanto a la concesión de una zona extraportuaria para la nación altiplánica. También el traslado del sector automotriz de Zofri a la localidad de Alto Hospicio.
El gobierno central debe entender que no tomar medidas urgentes en el plano del crecimiento y flexibilidad laboral llevará a un aumento sistemático de la cesantía.
Las medidas que se tomen con respecto a fortalecer el crecimiento del país y la flexibilización laboral serán las que nos llevarán en definitiva a terminar en gran medida con el flagelo de la cesantía que golpea, principalmente, a los jóvenes, mujeres y a los menos capacitados. El país en este sentido tiene una gran deuda con su juventud, pues nunca se le dio la capacitación que necesitaban y ahora le están pasando la cuenta, porque un gran porcentaje de ellos está sin una fuente de ingresos.
Para nadie es un misterio que la proliferación de la violencia y los delitos está directamente relacionada con la falta de oportunidades de la población. También como consecuencia de la cesantía está el comercio informal en desmedro de lo formal, en un círculo nefasto para la ciudad y que lamentablemente es amparado por algunas autoridades.
De esta especie de enajenación de la estabilidad que todos queremos lamentablemente reaccionamos a destiempo, cuando la perdemos.

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