jueves, 6 de agosto de 2009

FLEXIBILIDAD LABORAL


Crónica de opinión, Por Amín Sade Amado, presidente de la Asociación Usuarios Zofri A.G.
Publicada el Viernes 7 de agosto de 2009 en el diario La Estrella de Iquique


La flexibilidad laboral es entendida como un modelo flexible para el manejo de los derechos laborales en el interior de las empresas y organizaciones privadas.
Atisbos de este modelo de desregulación del mercado del trabajo, se aplican en Chile a partir del Gobierno Militar desde 1973, y que se intensifica con la aprobación del Plan Laboral de 1979, diseñado por el entonces ministro del trabajo José Piñera. Esta nueva legislación laboral buscaba terminar con el carácter regulador de las relaciones laborales que tenía el Código del Trabajo vigente.
La aplicación de la flexibilidad laboral requiere necesariamente de un proceso de desregulación del mercado laboral en un sistema capitalista y de libre mercado.
Siempre se ha pretendido relacionar la flexibilización laboral con la generación de empleo a bajo costo o del tiempo de jornada o de contratación. Sin embargo, no es así.
El modelo económico actual ha generado una movilidad laboral nunca vista en el siglo pasado, donde nuestros padres, por ejemplo, trabajaron durante toda su vida en uno, a lo más dos puestos de trabajo.
La dinámica economía chilena permitió un nuevo escenario en materia laboral, por eso se intenta discutir sobre la posibilidad de ahondar en la flexibilidad laboral.
La idea es establecer múltiples derechos en favor de las personas y a la vez también mejorar los servicios, otorgar mayores oportunidades a las empresas para que sean competitivas en un mundo cada vez más globalizado.
La flexibilidad del mercado del trabajo tiene tres componentes; el del empleo, que significa la capacidad de aumentar o disminuir el personal de planta sin demasiadas trabas legales; flexibilidad salarial, entendida como la capacidad “reguladora” del mercado para ajustar el valor del salario de las personas y la flexibilidad intersectorial del trabajo, es decir, a la capacidad de movilidad que tienen los trabajadores para poder ocuparse en cualquier segmento del mercado laboral sin mayores restricciones.
Las legislaciones laborales rígidas quedaron en el pasado, y lentamente se va generando el consenso que es necesario mayor libertad para la población económicamente activa.
El proceso de flexibilidad actual es paralelo al desarrollo y crecimiento de una economía. Actualmente, las fuentes de empleo potencialmente se están diversificando y pluralizando, pero ¿Qué estamos haciendo para estar a la altura de estos nuevos requerimientos?
El mercado laboral chileno requiere de mayor flexibilidad. La economía nacional, pese a la crisis, ha demostrado estar en muy buen pie, pero existen problemas latentes como la rigidez en el mercado del trabajo, que impiden una mejor situación de empleo en áreas como las ocupaciones a tiempo parcial, como sucede en la Zona Franca de Iquique, donde dependemos de la demanda de nuestros clientes para abrir o cerrar nuestros negocios especialmente los módulos.
Otro sector altamente vulnerable por la actual estructura de trabajo del mercado nacional es la pequeña y mediana empresa, pues el sistema les impide entregar mayor estabilidad a trabajadores por temor a no poder cumplir con los requerimientos que exige la ley.
Las cifras publicadas en materia de desocupación y la propia encuesta del Instituto Nacional de Estadística INE demuestran la disminución de la capacidad de la economía chilena para generar nuevos puestos de trabajo, precisamente porque no existe flexibilidad laboral. Quedan apartados del modelo laboral los jóvenes manifestadas en los altos índices de desempleo, las personas jubiladas y adultos mayores que buscan espacios, pues son reconocidas aún sus capacidades.
Uno de los temas que debe ser abordado con urgencia son los horarios de trabajo, donde debe estar acordes a las necesidades de la empresa y también a los intereses del trabajador. Puede existir acuerdo, pero para eso debe existir flexibilidad al momento de negociar. Otro factor de discusión es la indemnización por años de servicio, donde lamentablemente los buenos trabajadores nunca logran este objetivo, pues generalmente en el mediano plazo emigran a trabajos mejor remunerados.

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