Por Amín Sade Amado, presidente AUZ.
Crónica de opinión, publicada en La Estrella, el viernes 21 de agosto de 2009.-
Durante agosto los chilenos recordamos la muerte de San Alberto Hurtado, fecha en que además celebramos el Mes de la Solidaridad. El lema propuesto es un llamado "a reconstruir el mundo", con una dedicación especial a los jóvenes, quienes en definitiva legarán el espíritu solidario de Alberto Hurtado. El fundador del Hogar de Cristo falleció un 18 de agosto de 1952.
En Iquique, hace unos días las actividades se intensificaron con la puesta de ofrendas florales en la imagen de Alberto Hurtado, ubicada en la rotonda de Cavancha. En ese lugar, el Obispo de Iquique, monseñor Marco Antonio Ordenes manifestó que "hacen falta muchos voluntarios y cristianos comprometidos con la solidaridad".
La ceremonia fue el inicio de las distintas actividades que la Pastoral Social de la Diócesis de Iquique realizará en el Mes de la Solidaridad, en memoria del santo chileno. La invitación a participar del Mes de la Solidaridad también fue realizada por el intendente Miguel Silva y el director ejecutivo del Hogar de Cristo, Héctor Pozo. Junto con resaltar la obra del fundador de la institución, ambos invitaron a la comunidad a ser solidarios en la vida cotidiana.
Sin lugar a duda que la canonización del jesuita que vio en el pobre el rostro de Cristo ha motivado a miles de chilenos a acercarse a las instituciones de beneficencia, principalmente para apoyar su financiamiento.
El llamado en este Mes de la Solidaridad también es a la reflexión, a agradecer lo que Dios nos ha entregado y a la hermosa oportunidad que tenemos para dar una mano de apoyo y amiga a quien lo necesita. No se trata solamente de brindar una ayuda monetaria, material, la cual siempre es importante sino también una palabra de aliento, un consejo en momento de dificultades o compañía en situaciones de aflicción.
La formación solidaria en nuestros hogares es fundamental, especialmente en nuestros hijos. Debe ser una suerte de iniciación, donde no basta la teoría, también la práctica a través de la integración en obras de caridad y beneficencia.
Debemos ser capaces como comunidad de desarrollar iniciativas que tiendan a la ayuda permanente al prójimo. Muchas empresas ya están comprometidas y otras tibiamente se están comprometiendo con las comunidades más necesitadas en el marco de sus programas de Responsabilidad Social Empresarial. El llamado es a hacer el mejor esfuerzo de los que más tienen a favor de los más desprotegidos. Incluso a nivel técnico se habla de Rentabilidad Social de una iniciativa, con la clara intención que cualquier propuesta tienda a considerar aspectos que antes ni siquiera aparecían en las estadísticas.
Un buen inicio en este Mes de la Solidaridad es acercarnos a las instituciones de ayuda a los menores desamparados, a las madres solteras o agredidas, a las familias sin hogar, a las personas enfermas y tratar de inventar fórmulas para que nuestros jóvenes que hoy deambulan por las calles buscando trabajo, puedan por fin ser un aporte a la sociedad y no un lastre. En este tema tiene que trabajar mancomunadamente el gobierno y las empresas que al fin y al cabo son las que producen la riqueza de nuestra patria.
La frase hay que "dar hasta que duela" de Alberto Hurtado es un llamado a no dar por caridad, sino más bien como un testimonio de fe , esperanza y compromiso en que con esfuerzo y solidaridad podemos construir un mundo cada día mejor.
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