viernes, 16 de abril de 2010

TOQUE DE QUEDA VOLUNTARIO


Crónica de opinión publicada en La Estrella de Iquique el viernes 2 de abril de 2010.
Por José Luis Alfaro Zavala, director Asociación Usuarios Zofri A.G.1


Días después de sucedido el terremoto 8.8 grados Richter el 27 de febrero pasado que afectó la zona centro sur del país, el gobierno decretó toque de queda en las ciudades más devastadas.
Lo anterior debido a la ola de saqueos a tiendas comerciales y viviendas particulares, generando temor entre la población.
El toque de queda es la prohibición de circular libremente por las calles, acción que es establecida por el gobierno de turno. En el caso chileno y tras el terremoto, el toque de queda permitió asegurar la paz y evitar el caos, especialmente en las noches. Son las Fuerzas Armadas, especialmente el Ejército, la institución encargada de velar por la seguridad.
Anteriormente, y debido a los saqueos, las propias familias y comunidades vecinales, tanto en Concepción como Talcahuano, se organizaron, situación que alertó al gobierno para actuar más diligentemente en las zonas devastadas.
Sin embargo, el toque de queda no es una medida nueva, tampoco tan impopular como uno cree. En una ciudad de Estados Unidos, han implantado la normativa de establecer un horario máximo de permanencia de menores de edad en los espacios públicos. Si un joven menor de 18 años es sorprendido en la calle después de las 24 horas, y sin la compañía de sus padres es detenido inmediatamente y sus padres son multados.
En Chile, existen voces que llaman a instalar una especie de toque de queda para nuestros jóvenes, de manera de impedir o aminorar la posibilidad que sean víctimas de asaltos o robos. Es perfectamente posible y viable terminar con las fiestas de madrugada y carretes infernales en el borde costero, restringiendo la salida de los menores de edad. No se trata de coartarles sus posibilidades de esparcimiento y diversión, sino más bien regularlas. Por un tema de sana convivencia y seguridad ciudadana.
El otro día me comentaban el penoso espectáculo de grupos de niñas durante el verano, menores de 15 años, embriagadas en Playa Brava, situación que se repetía con mayor frecuencia los fines de semana. ¿Dónde están los padres de esas muchachas? Decía una madre al presenciar el estado etílico de las adolescentes. Seguramente, los progenitores no tenían idea de las andanzas de su hija y menos el riesgo latente de su estado. Es precisamente un toque de queda la acción que permitiría regular la conducta de esas menores de edad, pero también de los padres, al asumir una responsabilidad más directa y activa en el cuidado y protección de sus niños, en una sociedad cada vez más fraccionada.
El fin de semana recién pasado en las noticias de televisión entrevistaron a varias personas en la zona del terremoto entre las cuales también habían menores de edad y todos coincidían que el toque de queda no era impedimento para pasarlo bien, solo tenían que comenzar y terminar más temprano. Se imaginan todos los beneficios que una acción como esta podría traer……..mayor control, mejor comunicación, mayor seguridad, etc.… como se vería Cavancha los fines de semana lleno de jóvenes haciendo deporte …seria otro Iquique…

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